Clase Business

— Pero señorita, ¿qué mamarrachada es esta?

— Disculpe, ¿hay algo que no está bien?

— ¿Pero qué es todo este espacio?

— ¿Perdón?

— Mire, puedo poner mi asiento completamente en horizontal. ¿Qué habéis hecho?

— Ah, disculpe, que no le entendía. Es algo nuevo que estamos probando. Le ha tocado una mejora a clase business.

— Pero esto no es por lo que he pagado.

— No se preocupe, no le vamos a cobrar.

— Ya, pero aun así. Soy usuario del avión desde hace muchos años, casi desde sus inicios. De todas las cosas que habéis intentado, ésta, sin duda, es la más disparatada. ¿No se da cuenta que es precisamente es esa limitación de espacio la que hace que volar sea especial? Si quisiera viajar cómodo y con espacio, me cogería el transatlántico, pero el avión no se creó para viajar así. Cuando viajo en avión aprendo a ser más cuidadoso con el equipaje que voy a llevar o con la ropa que me voy a poner. Es precisamente esa limitación la que me ha hecho desarrollar muchas habilidades que luego he encontrado súper útiles en mi día a día.

— Entienda, caballero, que este vuelo es de 12 horas. Hay gente de todo tipo y muchos agradecerían un poco de comodidad a la hora de viajar. Por cierto, ¿va a querer zumo o champán?

— Claro que lo entiendo. Hace tiempo que vengo oyendo a muchos pasajeros quejarse en otros vuelos y no lo soporto. No creo que esta sea una decisión adecuada. Deberíais enseñarle a toda esa gente que al avión se viene a ir apretado, no al despatarre en esta… ¿cómo ha dicho que se llama?

— Clase Business.

— ¡Clase Business! Es que, encima, vaya mierda de nombre.

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