— Ayer me vino una familia con el burka
— Sí, mi vecina se lo ha puesto este año
El primero es un psicólogo, preparándose para ser terapeuta de familia, que hablaba de lo difícil que es analizar el lenguaje corporal de una mujer con burka. Por los gestos que ha hecho creo que se refería a un nikab que sí que deja ver los ojos, pero tampoco le hacía mucho más fácil su situación.
La respuesta se la daba el anfitrión que nos había invitado a todos a cenar en su casa. Francés.
Después de unas cuantas horas de cena, no dejo de darle vueltas a lo que este mismo francés diría más adelante en la comida
En enero, cuando pasó lo del Charlie Hebdo, mi vecino — señalando para la misma casa que cuando hablaba del «burka» — se acercó y me dijo: «Tío, no sabes cuánto lo siento. Esa gente no ha entendido nada»
Y aquí sigo, como todo el día, pensando que hay demasiadas cosas que no son como me han contado.